Les comento que decidí escribir un libro de cuentos llamado «LA MECÁNICA CUÁNTICA DEL AMOR: La Historia de las Llamas Gemelas – 8 Cuentos de Alquimia de la Vida Real»
Me da placer compartirles un extracto que escribí hoy a eso de las cuatro de la mañana:
* * *
EXTRACTO
Cuento #4
Voz = Lujuria = Castidad
Mis ojos, ahora dos poderosos telescopios observaban al firmamento y se me mostró el amor en ese momento. Pude verlo con mis ojos. Es difícil transcribir en palabras lo que vi, pero haré mi mejor intento.
El oscuro cielo se abrió ante mí y vi lo que podría llamar una galaxia entera, pero aquello era mucho más que eso, tenía un fondo verde esmeralda con pintas de otros colores e infinitas estrellas que brillaban delicadamente sobre ella; podía ver tonos de azul y violeta mostrándose sobre el fondo como dándome pistas de lo que había más allá, esos tonos iban y venían, el majestuoso verde era la única constante y allí mismo admirando aquella pintura frente a mí, entendí que eso era el amor, gráficamente mostrándose para mí.
¿Quién se había tomado la delicadeza de pintar eso para mí? Quien haya sido dedicó mucha atención a crear esa obra tan sutil para que yo pudiera decodificar el amor.
Concluyo que el único capaz de crear algo así especialmente para mí, era mi padre celestial, el único capaz de pintar el infinito cielo para mostrarle el amor a su hija rebelde que había sido mal criada y desobedecía en cada forma que podía, pero, aun así, él me amaba tanto que sin dudar encontraba decenas de millones de formas de mostrarme el amor con cada estrella que puso allí para mí.
No necesité más vicios ni excesos de ese momento en adelante, tenía todo lo que requería en todo momento, pues, aunque yo no entendiera a veces la forma, no tenía que dudar nunca, ni por un instante, que él me amaba incondicionalmente.
Y lloré dándole las gracias, justo allí conectada completamente con la naturaleza, no en una opulenta iglesia, ni a través de hombres que se llaman santos a sí mismos. No tuve que llenarme de costosas estatuas ni estampitas con oraciones estructuradas.
Lo único que tuve que hacer fue ir a una humilde choza en mitad de la selva para reencontrarme con mi padre. Y al tomar esa decisión, él me premió, dándome el mejor regalo que nunca nadie me había dado: el regalo del amor.
