Un cuento sobre la alquimia del amor incondicional.
Dedicado a ti, Dios todopoderoso que me hiciste mujer para que aprendiera el arte de la belleza, a través de mirarme al espejo a mi misma y verte a ti.
La vida puede ser una montaña, pero tú me enseñaste que eres el agua que sube y baja por esas montañas entre las rocas, fluyendo y nutriendo todo lo que toca.
Cuando aprendí a amarte, desperté y me amé a mí misma, tu obra maestra hecha a tu imagen y semejanza.
Gracias.
Belleza: La Alquimia del Amor Incondicional.
Y un día abrí los ojos y me vi a mí misma en el espejo y me vi bella, sin embargo, ese no siempre fue el caso.
Bella: Del latín ‘bellus’. Que tiene la cualidad de la belleza.
En esta vida aparecerán personas que pondrán a prueba tu belleza, porque la belleza es un superpoder que te es dado al nacer, y la única forma de comprobar que un poder, especialmente si es súper, funcione, es probándolo.
Las pruebas de tus superpoderes llegarán de innumerables formas a ti, imagínatelos como si cada uno fuera un collar con un dije muy robusto; la cadenita de tu collar será tirada y estirada para verificar hasta dónde aguanta las tensiones por las que pasará. Sólo la seguridad y pleno dominio de tu poder, llevará a esa cadena a soportar los tirones que la vida le dará.
¿Cómo puedes saber que puedes dominar algo si no lo pones a prueba? Bueno, sólo hay una forma de saberlo.
Todos los seres humanos somos bellos al nacer; nuestras pieles son suaves y oler la cabecita de un bebé recién nacido es una de las experiencias más hermosas que existen; dulce y delicado como el talco con el que mantienen frescos sus pequeños cuerpos.
Sin embargo, la belleza no viene sólo del físico. La parte material es sólo el exterior; la careta que nos colocaron heredada de las facciones de nuestros ancestros, o producto de las modificaciones que le hacemos voluntariamente a nuestros cuerpos con operaciones, tatuajes o cualquier tipo de adorno que nos pongamos encima como maquillaje o ropa.
Todo eso se vuelve irrelevante si la belleza no viene de adentro, porque es de adentro de donde vienen nuestros valores; el respeto, la honestidad, la empatía, la sinceridad, el perdón, la humildad, la responsabilidad, la paciencia y gratitud, entre todos los que existen.
Como dicen dos de los principios de correspondencia…
Primero, según la metafísica:
“Todo lo que sucede alrededor de una persona refleja lo que le está ocurriendo por dentro. Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba.”
Y, segundo, según la mecánica cuántica:
“Las leyes de la Mecánica Cuántica se reducen a las de la mecánica clásica, si se consideran las regiones límite para las cuales las últimas son válidas.”
Ambos principios, en su mínima expresión dicen lo mismo; que una cosa es como la otra siempre que sean parte del mismo juego de reglas.
El frío extremo es lo mismo que el calor extremo. Ambos son temperaturas en diferentes grados.
El amor y el odio son lo mismo. Ambos son sentimientos, sólo que están en diferentes frecuencias. El amor vibra de 528Hz hacia arriba; el odio también puede hacer lo mismo. Cada emoción tiene una frecuencia específica, la de la alegría es a 432Hz, la del miedo es de 19Hz.
En mis muchos estudios, he intentado entender a cuánto vibra el odio, sin embargo, no he encontrado una respuesta clara, sin embargo, me atrevo a suponer que el odio en la teoría no puede vibrar a más de 400Hz, que es la frecuencia del razonamiento entre otras cosas, según la escala de Hawkins.
Sin embargo, tengo otra teoría que es que el odio sí puede vibrar a frecuencias más altas, sólo que, en negativo, según mi teoría y esto, nuevamente es sólo una suposición, quizás nada de lo que digo tenga sentido, pero, yo creo que existe la posibilidad de que el odio pueda vibrar a -528Hz o más.
Sé que quizás Henry Hertz podría estarse revolcando en este momento al yo decir esto, ya que la escala comienza en cero, pero, si sabemos que el espacio es infinito y que todo tiene un polo positivo y uno negativo, ¿los hercios podrían ser una excepción?
Quizás sí… Quizás no… Nuevamente, esta es sólo una teoría. No me tienes que creer todo lo que digo ya que no soy dueña de la verdad absoluta, ni aspiro a serlo.
A este juego llamado vida, vinimos a subir el nivel; desde cada cumpleaños que alcanzamos a superar un año más, hasta tu conciencia. Subir el nivel de tu conciencia al máximo que puedas llegar mientras estás vivo es tu única misión. Como sea que decidas hacerlo, encontrando tus propósitos personales es tu trabajo descubrirlo.
Para subir tu nivel de conciencia, sí o sí, tendrás que pasar muchas pruebas y mientras más superes, más fuertes se pondrán; tal cual como en el colegio, cada año es más difícil que el anterior. La vida te llevará a tus límites estirando tus collares para mostrarte hasta dónde puedes soportar y sí, suena como duro, sin embargo, bien dicen que la vida es dura. Más la conciencia no, es sutil y delicada.
Y es que la conciencia es el otro polo de la vida y no porque sean opuestos, sino porque son lo mismo, sólo que la vida tendrás que superarla en la materia que es dura y densa como la roca, tendrás que atenerte a leyes físicas del mundo material, como la de la gravedad que te llevará inerte siempre hacia abajo, así que para poder subir y volar, tendrás que encontrar un mejor vehículo que tu cuerpo, poque no es con el cuerpo que se sube el nivel de conciencia. Y es por todo esto, que la belleza física es efímera y no representa nada si la belleza de tu conciencia no está alineada con lo que se ve por fuera.
Por ahí debe estar Newton viendo la gravedad del asunto…
Para alcanzar tu máximo potencial tendrás que llegar a tus límites, para luego superarlos y tienes dos formas de hacerlo:
- Te puedes disciplinar tú mismo o tú misma, decidiendo concientemente las acciones que te llevarán a tu propósito.
- La vida se encargará de ti.
Tú tienes el poder de escoger cuál de las dos opciones quieres tomar. No hay más. No existen cartas de trampas, ni atajos, sólo caminos que nos harán creer que vamos por el lugar indicado, pero lo único que hacen es meternos en laberintos que nos alejan de nuestros propósitos.
Podemos escoger perdernos en esos caminos y dar miles de vueltas buscando esquivar la misión a la que vinimos, pero a lo único que te llevará eso es a distraerte de lo que tienes que hacer y a que la vida pase por ti, en lugar de tú caminar en ella.
Cuando ya no seas parte de este mundo material, ¿qué harás? Yo no lo sé, todavía estoy aquí, viviendo y reconociendo esta experiencia humana, aprendiendo a dominar mi superpoder de la belleza.
Ya hemos establecido por qué la belleza viene de adentro, ella viene de cómo cultivas tu energía, lo que permites entrar en tu cuerpo, desde la comida por tu boca, la música por tus oídos, el porno por tus ojos y la lujuria por tus genitales.
La belleza viene de cómo te sientes tú y cómo proyectas tus sentimientos y emociones con los demás y, el minuto que comienzas a proyectar emociones con frecuencias bajas o quizás negativas, allí comienzas a perder tu belleza, tu magnetismo y tu poder de la atracción y manifestación.
El superpoder de la belleza tiene muchos componentes y uno de ellos es que cuando eres una persona bella, otros te abrirán puertas, como la de una discoteca en la que sólo dejan entrar a gente estéticamente bonita.
La belleza física te abrirá puertas físicas, más la belleza de conciencia te abrirá puertas de conciencia y cuando aprendas a integrar y dominar ambas, no tendrás que escoger las puertas.
Todas las puertas se abrirán para ti.
Todo aquello que proyectes desde tu interior hacia el exterior es lo que tú tienes por dentro, nadie más. Si tienes heridas dentro de ti, por los traumas que has vivido en tu vida, proyectarás dolor al mundo. Si has sanado tus heridas internas, proyectarás sanación.
El herido busca activamente herir a otros.
El sano busca activamente sanar a otros.
Y es por esto que es tan importante abrazar el amor incondicional para ti mismo y para ti misma primero, porque cuando ames todo de ti, desde lo más oscuro, hasta lo más claro, te amarás completamente y te verás al espejo y te gustará lo que vez, porque habrás aprendido a desarrollar el superpoder de la belleza, que va más allá de lo físico.
Habrás decodificado el amor incondicional, ese que proyecta Dios en todos sus hijos, tal cual lo dicen todas las biblias, que él nos ama siempre, no importa lo que hagamos, no importa cuánta rebeldía le mostremos y desobedezcamos, él siempre nos mostrará su infinito perdón y nos llevará de vuelta al amor.
Empieza por perdonarte a ti mismo o a ti misma por el daño que te has provocado en tu vida; llenarte de venenos que solo te contaminan a ti. Perdónate por haber caído en soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Cuando encuentres la forma de perdonarte a ti enteramente, sin ningún tipo de resentimientos en tu corazón, podrás mirar a la cara a otros seres humanos y ver que ellos hacen exactamente lo mismo que tú has hecho y los perdonarás también. Y los amarás incondicionalmente como Dios te ama a ti porque habrás activado el poder de la belleza, que se reduce a ver lo bello, hasta en los espacios más oscuros de ti y de los demás.
Tú eres el que eres.
Creado, más no necesariamente criado, a su imagen y semejanza.